Después de la avalancha de corazones, cupidos y baladas melosas en la radio, este fin de semana seguimos a vueltas con el amor. Demasiadas esperanzas vanas, idealizaciones y desconocimiento producen turbulencias dolorosas que, en parte, se podrían evitar con más conciencia y aceptación de lo que es.
Aunque la pareja es un espacio privilegiado para hacer un hueco y respetar lo diferente, y por lo tanto, nos da la posibilidad de crecer, algunas veces nos empeñamos en unirnos a personas con las que todas las bisagras chirrían: todo parece demasiado pesado, difícil y complicado. Fuera del marco de la pareja, ya es cargante, pero en la pareja, si no hay una cierta fluidez y naturalidad, el desgaste y el precio que se paga para encajar puede ser enorme. Aunque las diferencias siempre existen y de hecho son necesarias, pueden ser un problema si no se respetan y gestionan bien, pero sobre todo si no son compatibles los proyectos de vida, los valores, y expectativas respecto a lo que es amar. En este caso, los intentos de cambiar al otro y convertirlo en lo que no es dan lugar a juegos de poder más o menos violentos y casi siempre devastadores.
Nasruddin llegó a ser primer ministro del rey. En cierta ocasión, mientras deambulaba por el palacio, vio por primera vez en su vida un halcón real. Hasta entonces, Nasruddin jamás había visto semejante clase de paloma. De modo que tomó unas tijeras y cortó con ellas las garras, las alas y el pico del halcón. «Ahora pareces un pájaro como es debido», dijo.
Fuente: Cita: El canto del pájaro, de Anthony de Mello. Ilustración: Collages San Valentín perjudica seriamente la salud, y Cordialmente, halcón de Pepa PérezBlasco
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