Simplemente, parar entre dos acciones: entre dos llamadas, al llegar a casa, al apagar el ordenador… no salir disparados del cine cuando aparece el primer título de crédito. Cerrar los ojos o mirar alrededor, observar la respiración, contactar con lo que sentimos y ver qué pensamientos pasan por nuestra mente. Son pequeñas atenciones a nosotros mismos que pueden, en su simplicidad, interrumpir automatismos y favorecer la asimilación y la viveza de nuestras experiencias.
Practicamos con regularidad la meditación en sesiones largas, pero también desarrollamos la capacidad de conciencia plena de manera más informal cada vez que salimos del piloto automático haciendo pequeñas pausas e involucrándonos con lo que estamos haciendo. Son distintas formas de ejercitar lo mismo que se refuerzan entre si.
La inacción es la respiración del acción. Es como el silencio después del ruido es esforzarse en muchos momentos de lo cotidiano, por no pasar enseguida a otra cosa, a otra acción. Decidir tomarse un tiempo, no para reflexionar, sino para sentir, dejarse invadir lentamente por la estela de lo que se acaba de hacer y la presencia en el instante. – Christophe André.
Para Celia que descubrió interesantes efectos al observar con atención plena hasta el último título de crédito en el cine.
Fuentes: Cita de Chistophe André, Mediter, jour après jour, Ed. L’iconoclaste, 2011. Imagen: Pausas mindful, collage de PPB (PepaPérezBlasco) 2014
Un collage que habla porque «mira».
Un texto que dice más de lo que expresa.
Esos «alcances» cada vez mas largos y mas hondos…