Imagínese que lo más importante para Vd. fuera que todo el mundo llevase sombrero de paja. Dependiendo de sus posibilidades, podría distribuir sombreros de paja gratuitamente, conseguir que lo usaran personas influyentes, lograr subvenciones, reducciones de impuestos y acceso preferente en ciertos sitios para quien se lo pusiera, hasta obligar por ley a utilizarlo. ¿Alguna otra estrategia para conseguir que todo el mundo lleve sombrero de paja?
Si hiciera todas esas cosas -o incluso, sólo alguna de ellas- seguro que la gente pensaría que, para Vd., los sombreros de paja son realmente importantes, son un valor en su vida, le dan sentido.
Por contra, imagine que nadie le ha visto jamás llevar sombrero de paja, ni emprender la más mínima acción promocionando su uso, ni siquiera le recuerda nadie hablando de ello. ¿Se imagina la cara de sorpresa de sus amigos y familiares si, dentro de muchos, muchos años, el día de su funeral, alguien sugiriese que los sombreros de paja eran verdaderamente lo que más le importó a Vd. en su vida? Está claro que no es pensando en las cosas importantes que las convertimos en importantes; es realizando acciones concretas a ellas dirigidas.
Septiembre empieza para muchos de nosotros con un hábito: revisar nuestros hábitos. Después de pasar unas semanas de vacaciones es bastante común volver con ganas de cortar por lo sano: quedarnos con lo esencial, cuidarlo y dedicarle nuestra atención.
A finales del siglo XIX, el portugués Raphael Bordallo Pinheiro diseñó la golondrina –andorinha– de cerámica que terminó siendo un símbolo de su país y poblando a bandadas los hogares de Portugal y del resto de la península. En la casa donde viví durante mi infancia había un par de ellas en la entrada y, en una viga del patio, un nido al que llegaban a mediados de Abril, otras, las que sabían volar, para quedarse hasta bien entrado Septiembre. Este verano, las andorinhas han vuelto a formar parte de mi paisaje y me ha gustado saber que simbolizan la familia, el amor y la lealtad, y que son de buen augurio en algunas culturas. Aunque se marchen lejos un tiempo, las golondrinas no olvidan de donde vienen; regresan siempre para reconstruir y seguir creando vida. Al llegar de vacaciones compuse el collage que ilustra esta entrada que me recuerda cuán esenciales son para mí esos valores. Estoy contenta de recuperar el contacto semanal a través a través del blog, espero y deseo lo mejor para todos en la nueva etapa que comienza. Que nuestros hábitos la hagan excelente.
«Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto; sino un hábito». Aristóteles
Ilustración: Cortar por lo sano, collage Pepa PérezBlasco
Metáfora de los sombreros de paja de Benjamin Schoendorff, Faire face à la souffrance. Chosir la vie plutôt que la lutte avec la Thérapie d’Acceptation et Engagement. Ed. Retz, 2009
Cita de Aristóteles en Ética a Nicomano
Excelente metáfora, tan adecuada al momento.
Muy bien. Afinaremos el enunciado de nuestros valores, revisaremos hábitos e intentaremos crearlos nuevos, más cerca de lo que deseamos, de lo que somos.
Gracias por volver, como las golondrinas, Nos vemos pronto.
Seguiremos haciendolo y disfrtaremos al compartirlo. Gracias, Ro por estar ta cerca.
Gracias Pepa por este magnífico post. Como bien dices, no podemos perder de vista lo que es fundamental para cada uno/a de nosotros/as. Y que importante es no dejarse llevar por la inercia y revisar aquello que solemos hacer sin plantearnos porqué, aunque no nos resulte placentero o tenga algún sentido para nuestra vida.
Yo también te doy la bienvenida, y a todos los que leen piscollages, me siento afortunado de poder contar con tus reflexiones.
Feliz vuelta,
Luis
Soy yo la afortunada por contar con tu amistad y por compartir tanto y tan bueno profesional y personalmente contigo, Luis. Gracias por tu amable comentario, y tu bienvenida.
Gracias Pepa, por volver cada domingo como las golondrinas y compartir con nosotr@s la belleza de tus collage y la sabiduría de tus palabras. Buen comienzo de etapa para ti también. mj
A ti, Mariajo, por la compañía. Un curso más para disfrutar aprendiendo juntas.
Aunque lo más frecuente es que las golondrinas vuelvan cada año a su hogar de reproducción, algunas pueden demorarse algo más. Eso sí, a diferencia del viaje de migración, el de retorno lo realizan siempre por el camino más corto. …y siempre son bienvenidas.
Estoy segura de que en tu comentario hay un mensaje interesante aunque encriptado. Voy a ver si lo descifro sin preguntar a mis amigos ornitónlogos. Gracias, seguro que es amable.